sábado, 2 de agosto de 2014

Arcilla y piedra (poema)

Autor: Luis Fernando Arredondo Gómez


    [Este poema lo escribí en noviembre de 1985 aproximadamente. Algunos de estos primeros escritos los leí en algún acto cívico del Instituto El Poblado. Del tema de la drogadicción mucho nos habló José Carazo, profesor de ética en el Liceo Antioqueño, pero la realidad que percibí de las drogas la obtuve en el colegio de los chicos del Poblado. No he tenido más percepción que ésta. No he sido ni soy "consumidor". El párrafo cuarto y el final fueron agregados en el año 1992. ]




Febrero de 1986 aproximadamente.



    Droga sin cuidarme consumo y a los demás convido sin distingos de raza o posición social. Marihuano, ángel negro, suicida y analista loco que, con el más colosal de los puchos, sueña besar los pechos de la mujer amada.

 
    Ese soy yo: un solitario, un filósofo del pueblo, un pobre de espíritu. Padre de niños a quienes no procree, e hijo de dos cadáveres a quienes di la eternidad. Soy yo quien por tu culpa no duerme, mi amiga fiel y posesiva. !Quién más que tú para llevarme al más bello mundo y al más feliz de los sueños! Tú con tu aroma me llenas y aún sin sol yo sus rayos distingo! Lastimando hora tras hora mis débiles retinas.
 
 
    !Droga: magna creación, planta reina en el Edén, alimento e inspiración de los dioses! Tu magia sorprende a los mortales que a las musas desnudan, tu sombra guía a los criminales que en la maldad se escudan, tu voz calla las conciencias de aquellos que sufren, tu consejo aliena las mentes de aquellos que temen. !Somos el rebaño: horda de ratas que tu flauta mágica escuchan! Somos cuerpos buscando la muerte.
 
 
Proyecto Edén (taringa.net)

   
    !Serpiente, no sonrías! ¡Olvida mis lágrimas y mis dolores! ¡Canta y no te creas asesina! ¡Continúa pecando! ¡Aléjate con la noche y con mi vida! ¡Mastúrbate: sueña conmigo! ¡Revuélcate y destroza tu lecho: sueña con mi lengua y recuerda mi alegría! ¡Sueña!


    !Me equivoqué, ya lo sé!: me perdí siguiendo tus caminos. Busqué un dios entre tus manos, busqué un amigo en tus fantasmas y la "felicidad" fue la mentira que siempre me brindaste. !Droga, arrasa este valle, esta playa, esta selva! !Arrasa este templo que puro en su origen se entrega hoy a ti! !Se entrega humillado y sucio a su justo castigo!


    Me encuentro aquí sumido entre la soledad que ha dejado su partida, junto a las parejas que su amor se convidan: demostraciones de fuerza de dos enamorados frente mí, y junto a mí...nadie.


 
 

Cristo empolvado (poema)

 Autor: Luis Fernando Arredondo Gómez

   
    [El siguiente texto lo escribí en Envigado por octubre del año 1985 y surgió de mi observación de una imagen del Señor Milagroso de Buga. Esta imagen estaba cubierta de polvo e inserta en un marco metálico. Reposaba sobre el nochero de mi padre, por lo tanto era de mi padre, con quien por esos días, extrañamente, compartí habitación. Mi estado de melancolía era máximo en ese tiempo. Había sido pésimamente recibido en mi nuevo colegio, además la casa estaba llena de tristeza, pues mi hermana menor, Sandra Jimena, que contaba con seis años de edad, sufría de una extraña enfermedad, y parece que la relación entre mis padres sufría "interferencias" que atormentaban a mi progenitor, quien por esos días se dedicó a la bebida. 

    Faltan en esta versión algunas líneas finales que incluí por el año 1992.] 
 
 
 
 
Febrero de 1986 aproximadamente.
 
 
 
 
    !Te abandonaron, oh Cristo, te abandonaron! Ellos que un día sus sueños y esperanzas fijaron en ti. Ellos que con una oración, una persignación, decían ofrecer sus vidas por estar unos minutos junto a ti. Ellos te dan ahora la espalda, dejándote olvidado en esa vieja cárcel de madera: ese marco tan pequeño como la mano de aquel mugroso niño, que extiende su brazo en busca de la moneda que alargue su existencia.
 
 
 
    !Te abandonaron, oh Cristo, te abandonaron! Olvidaron tus palabras, olvidaron la bondad y hoy sólo creen en la fuerza que la maldad les brinda. Comparten el odio y el vicio con sus mujeres y sus hijos. Son pequeños seres a los que el caos pretende reflejar como gigantes, y a quienes cada alucinación viste con la sangre de sus enemigos. !Mil truenos, mil colmillos marcan sus pasos! !Mil lamentos, lamentos no los detienen!
 
 

    !Te abandonaron, oh Cristo, te abandonaron! Busca un nuevo mundo y olvida nuestra tierra! !Destruye lo que existe de cada ser humano! Construye un reino hermoso de criaturas inconscientes, donde no se hable de responsabilidad, conveniencia o beneficio; donde asesinar sea un incontenible instinto y no una mórbida terapia; donde cada paso sea dado sobre el sendero que la necesidad señala; donde tu presencia sea cierta y no un cúmulo de recuerdos; porque si en realidad eres el Rey, habrás de tomar tu sitio, para dejar de serlo que has sido, por los siglos de los siglos: un ídolo perdido que el tiempo ha cubierto de polvo. 




Señor de los Milagros de Buga