Autor: Luis Fernando Arredondo Gómez
[Escrito en Itagüí el 21 de agosto de 2000, durante mis meses de rebusque en el bar El Sombrerón. Hasta antier -5 de julio de 2016- me sentí apenado, avergonzado, indigno, débil, por haber publicado esta muestra de abatimiento. Pero luego de distintas lecturas encuentro que he recopilado este y otros lamentos del hombre excluido por el sistema económico vigente, lo cual constituye un ejemplo casi sociológico de su realidad y de todo lo que aguanta y sufre. Más que un lamento es una expresión de inconformismo y de la necesidad de dar un rumbo nuevo a un mundo que si es dirigido y usufructuado por unos pocos, también es sufrido, lamentado y maldecido por una mayoría que tiene el poder de cambiar las cosas, cuando comience a pensar y a sentir con cabeza y corazón propios, y decida dar un giro de 360 grados a esta terrible situación .]
Más frecuentemente de lo que quisiera se me humedecen los
ojos, y cuántas veces no existe una compañía, un beso o una sonrisa que
mitiguen mi tristeza. Inmerso en la incomprensión y en la mofa, cuánto añoro
ser una medianía. Generalmente fuera de tiempo y de lugar, las menos de las
veces (aunque las más sentidas) compatriota y contemporáneo del mundo.
¡Qué estrella determinó dicho curso! ¡Cuál será el punto
final de esta historia! ¡Cuántas veces he añorado la tumba, y cuán inmerecidas
son estas penas! ¿A qué dios humillé, qué pueblo arrasé, qué niños masacre, qué
padres destruí?... ¡A dónde quieres llevarme, vida! ¡Dímelo de manera
diáfana!... ¿O es acaso tan sombrío mi destino? ¿O es que acaso es un abismo
inenarrable? No veo el final de este pavoroso túnel, sólo presiento los
horrores que tan vívidamente narras: muerte y desintegración... deshonor.
¡Si tan sólo tuviera el poder para borrar esas risitas
lastimeras, o la posibilidad de no provocarlas, de no ser el origen de tantas
burlas, de tanta compasión, de tanto menosprecio! ¡Si no me sintiera invadido
por la envidia, por la rabia...! ¡Si no me sintiera tan débil, si no estuviera
tan anhelante de amor, de sexo, de carne, de poder, de muerte... no sería una
mueca de lo que fui! ¡No sería un perdedor!